Las pasadas asambleas realizadas por el movimiento de Regeneración Nacional para elegir a sus congresistas dieron varias lecturas, pero la más importante es que el bebé de AMLO aún está distante de convertirse en un verdadero partido político, aunque legalmente ya funcione como tal.
Y no es que le falte quien quiera contribuir a la sustentabilidad del mismo, es más, sobran y eso es el problema del partido gobernante: sobran intereses grupales y personales.
Por momentos se ha dicho que morena se está perredizando, aunque en el Estado de México la presencia de las principales tribus que realizaron un éxodo masivo hacia la nueva oportunidad de lograr cargos, puestos y trabajo en sí vino a enturbiar lo que d fondo era un buen propósito para afianzar la 4T.
De 210 asambleas realizadas con éxito se logró establecer un dato por demás importante y ese fue que los grupos que se dice tienen secuestrado a Morena no pudieron tener mayoría en las designaciones, es decir que ni siquiera llegaron al 50 por ciento de los congresistas nominados fueran de sus filas, ahora viene la andanada o pesca a base de ofrecimientos de trabajo o dinero por parte de los gobiernos afines al GAP o a los llamados “Puros”.
Aunque en muchos lugares se advirtió la incursión de priistas, panistas y perredistas, los auténticos seguidores de AMLO lograron establecer su voluntad y votaron por quien o quienes ellos acordaron no dejándose comprar, literalmente, por quienes de forma tradicional buscaron obtener el mayor número de adeptos para poder manipular los procesos nacional y estatal en cuanto a l renovación de los comités.
Ahora hay una disyuntiva en el ambiente político: la definitoria de las autoridades electorales para avalar los procesos realizados en orden o la cancelación total de las asambleas llevadas a cabo y es que como tal, no existe un padrón real de afiliados de Morena y las limitantes de votación para aquellos que se registraron antes de 2017 ocasionó una verdadera hipérbole dogmática.
Los grandes perdedores en esa justa fueron Higinio Martínez Miranda y Daniel Serrano, el primero porque supo que no tiene realmente el control de Morena en la entidad y aún con alcaldes emanados o impuestos por el GAP, no logró el triunfo aplastante que se dio, por ejemplo, en Texcoco, prueba de ello es que en Ecatepec los distritos en los que sí se pudo realizar la asamblea, ganaron personas que no están con uno u otro grupo, solo son seguidores de la 4T en su representación de AMLO.
La respuesta es clara si vemos que aproximadamente el 50 por ciento de los actuales alcaldes y diputados locales ni militan en Morena, ni son partidarios de los principios del presidente de la república, casos como el de Naucalpan, cin Paty Durán de origen panista; Atizapán, con Ruth Olvera también panista; Tultitlán, con una Elena perredista; Toluca, alcalde panista de origen; Coacalco, también ex panista; etc, etc y más etc. Al no haber una ideología en los gobernantes o legisladores podría perderse la continuidad pues no existe el compromiso ideológico con Morena, si Higinio se va de Morena como lo dijo al más estilo de Eruviel Ávila habría que replantear si es bueno o malo para el desarrollo procesal de Morena.