El escalofriante bombardeo mediático de información en todos los medios masivos de comunicación y la incipiente crecida de notas falsas, viene generando una psicosis real entre la población, pero el peligro del COVID-19 podría ser menor si no se aplican medidas extremas de protección o apoyo a la economía informal, que es un alto porcentaje de modo de vida de los mexiquenses.
Mucho se ha dicho que no estamos preparados para solventar un problema de esta índole y es cierto, pues además de carecer de suficientes hospitales y medicamentos, el gobierno del Estado de México no ha hablado de establecer planes de apoyo económico a los pequeños y medianos comercios que, en breve tiempo, podrían enfrentar graves problemas de subsistencia y hasta la quiebra.
Si somos un poco alarmistas, esta situación puede ser ocupada nuevamente para los ya conocidos desmanes y saqueo de tiendas departamentales por los grupos ya bien entrenados para impulsar ese espíritu de miedo masivo y no se han establecido mecanismos especiales de vigilancia, pequeño error.
Para muestra: esta semana un grupo de delincuentes asaltó una tienda departamental en los héroes Tecámac, violando las c ortinas de acero con una camioneta y dejando lesionadas a dos personas, un día después ocurrió algo similar en las tiendas de la familia o grupo Salinas, uno ubicado en Plaza Jardines, Tultitlán y otro en Tultepec y o serán los únicos casos, pues la delincuencia no descansa, prueba de ello es el importante número de feminicidios ocurridos en las dos últimas semanas y asaltos a transporte público y esto es solo el principio, en cuanto las condiciones económicas sean mayormente afectadas, una ola delincuencial azotará al ya sufrido Estado de México y no se vislumbra medida alguna de prevención, espero equivocarme esta vez y que el gobernador ya tenga prevista esta situación, porque de lo contrario hasta las tiendas pequeñas corren peligro de ser saqueadas.
No es la continuidad de su tarjeta rosa lo que ayudará sino la implementación de verdaderas acciones de apoyo al sector económico en general lo que podría aminorar el efecto económico adverso, pero, reitero no se ha anunciado algún programa emergente de apoyo al ya referido sector, motor de la economía familiar y municipal.
Es bien sencillo decir que la gente se ponga a resguardo por semanas, pero quienes no tienen un salario seguro, quienes vivimos al día, quienes dependen de sus ventas se ahogarían con estas medidas que, dicho sea de paso, son necesarias para evitar el crecimiento del virus, pero ¿qué hay mientras tanto? ¿Cómo va la sociedad mexiquense a sobrevivir económicamente hablando de esta próxima catástrofe?
Si ya vivir es difícil, después del golpe a la economía por esta pandemia será casi imposible, habrá miles de empleos perdidos y miles de negocios cerrados por falta de liquidez, urge levantar el ánimo de los mexiquenses con un mensaje oportuno de ayuda a los pequeños y medianos comerciantes y urge que en lugar de que las patrullas del Estado de México sigan asaltando (literal) a los automovilistas, sean redireccionados a labores de vigilancia.
Quiero suponer que las labores de inteligencia en el gobierno estatal tengan ubicadas las zonas rojas en la entidad y la FGJEM por lo menos tenga idea de cómo se mueven esos grupos delincuenciales que saquean tiendas, hay suficientes elementos para vigilar, dicen, ¿porqué no está funcionando? Sería la pregunta.