A unos días de que se presente el último informe de labores del actual rector Alfredo Barrera, la tensión h subido de color en aquellos que pretenden llegar al máximo puesto de la principal casa de Estudios del Estado de México.
Y es que no es para menos, pues tan solo pretender dirigir a la UAEM ya es motivo de un autoanálisis a conciencia y alejado de aspiraciones de poder o de dinero, pues esta casa académica se ha convertido en un deseado filete para propios y extraños.
Obvio que al decir extraños es porque uno de los principales retos que tuvo que asumir Barrera Baca fue el de conservar la autonomía ante los embates desde la legislatura y por parte, también, de funcionarios estatales que han intentado manipular algunas cuestiones para desestabilizar el manejo y la autonomía de la UAEM, cosa que no lograron gracias a la osada defensa de su rector.
Por lo pronto, el día de hoy (jueves) todos los aspirantes al cargo de la rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México deberán entregar y cumplir con todos y cada uno de los requisitos que exige la convocatoria para cubrir a cabalidad con el registro que exige este proceso, que dicho sea de paso, será uno de los más competidos y complicados de la historia de la institución.
Lo que realmente debe importar en este momento a la comunidad universitaria y sin afán de descalificar a nadie, es saber si todos los aspirantes tienen aspiraciones reales y legítimas para contender por el cargo que, el 14 de mayo dejará vacante el Doctor Alfredo Barrera Baca, pues como ya lo mencioné “el que respira, aspira”, pero más allá de un deseo personal, reitero, habá que validar la capacidad en cuanto a conocimiento, moral y espíritu de servicio de los y las aspirantes.
Particularmente en el caso de la Doctora Aurora López Ovando, que ha sido una de las más mencionadas en cuanto a su deseo de ser la primer mujer rectora de la UAEM, se debe valorar algunos principios y características propias de la importancia del encargo que quiere ostentar, entender lo que debe llamar la atención más allá de su amplia y probada trayectoria académica, me refiero obviamente a saber si está a la altura de encarar los retos que la universidad enfrenta en la actualidad.
No hay que perder de vista que la Doctora López Ovando le tocó vivir el esplendor de una universidad apenas en crecimiento, con el apoyo no solo económico y gubernamental para que la UAEM creciera, no obstante, ahora el escenario es distinto ya que está convertida en una de las instituciones de educación superior más modernas e importantes del país y con una matrícula casi al doble, pues es menester recordar que en el periodo del actual rector se incrementó la plantilla de alumnos en 10 mil espacios más y las áreas internas no son lo que en un principio, sino que se ha modernizado y actualizado todo al ritmo que la era tecnológica exige, ya no es dirigir una universidad más, sino la Universidad Autónoma del Estado de México.
Hoy estarán entregando el requisito básico en cuanto a papeleo, pero será una labor titánica para decidir quien cumple con todos los estándares que exige el puesto y no solo las cuestiones técnicas.
Quien suceda al rector deberá tener en cuenta que uno de sus principales prioridades será el dar continuidad al trabajo de Alfredo Barrera para que se cristalice la lucha por hacer de la UAEM, no una de las mejores, sino la mejor casa de Estudios del país y eso es sacarse la rifa del tigre, estaremos muy pendientes del desarrollo del proceso interno y del cómo se va desarrollando la selección de aspirantes.