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¿Estrategia o Rendición?

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No escuchó las voces victoriosas de aquellos que el 1 de julio decían que la izquierda ganó el poder en México, ¿de dónde sacaron tal conclusión? Porque lo que sucedió es que un movimiento de chile, dulce y manteca ganó el gobierno del país, el ejecutivo federal, para tratar de encauzar políticas progresistas que le permitan a este sector de la geometría política tener algún día el poder luchando contra los poderes fácticos e intereses existentes.

El gobierno es solo una de las instituciones del Estado, las demás todavía no han cambiado y mantienen en muchos casos los poderes que las han dirigido y conservado, con los intereses que esto representa. El presidente lo sabe, quiere dejar sentada las bases de la Cuarta Transformación que debe continuar cuando menos en los próximos 4 sexenios para que logre concretarse.

Pero la derecha y las fuerzas vivas del país no se rascan el ombligo, como tampoco los grupos criminales que bajo su amparo crecieron y fortalecieron, están presentes en la sociedad sobre todo por las omisiones de los gobiernos que les permitieron tener base social, de esa que muchos políticos carecen, porque la delincuencia hace obras en las comunidades y los resarce económicamente.

Muchas regiones del país viven bajo el gobierno de la delincuencia, eso nadie lo puede negar, ni quienes gobiernan bajo las presiones de estos criminales o en contubernio con ellos. Si las cárceles son autogobernadas por los presos, imagínense fuera de ellas quien gobierna.

Pacificar un país destruido no es tarea fácil, menos cuando los integrantes del propio movimiento gobernante, ahora se pelean por los cargos dentro de su organización y muchos de ellos son el espejo de los caciques locales, regionales, que gozaron de la corrupción e impunidad y ahora se están acomodando en el nuevo gobierno, caso emblemático el del gringo Bonilla en BC.

La toma de Culiacán es sin duda una muestra de que falta mucho para que el nuevo gobierno tenga el control del territorio nacional para pacificarlo y brindar seguridad a la vida y el patrimonio de las familias mexicanas, porque existen poderes ilegales que tienen intereses diferentes a los del Estado Mexicano.

Es ahí donde la sociedad se pregunta si los resultados de la batalla de Culiacán fue una estrategia del gobierno para evitar más pérdidas humanas, replegarse para emprender mejores acciones contra la delincuencia o fue una rendición ante el crimen organizado como la derecha lo denunció desde el mismo Congreso al exigir la renuncia de un “presidente cobarde” que se dobló ante el poderío de la delincuencia.

Unos quieren ver sangre, otros quieren la paz, esto está también, independientemente de la postura, en el morbo del mexicano que goza y disfruta más de leer, escuchar y ver testimonios sangrientos que ocurren fuera de su zona, claro cuando no son ellos ni sus familias los involucrados ni víctimas de los hechos.

Las “benditas redes sociales” esta vez jugaron en favor de la delincuencia, porque el miedo se apoderó de la ciudad con los videos trasmitidos por los propios pobladores de camionetas artilladas con armas del ejército de Estados Unidos, de convoyes civiles armados por la ciudad, de la toma de la unidad del ejército donde viven sus familiares, del convoy militar desarmado que custodia las pipas que trasladan combustible, además de la ciudad ardiendo y ruido de metralla en todos lados.

“No vale más la captura de un delincuente que la vida de las personas” fue la frase en que sintetizó el presidente su actuación en Sinaloa. ¿Usted quería sangre y fuego o qué hubiera hecho?

ARMAS Y DROGAS

Quienes conocemos el gabacho, ciudadanos, legisladores y uno que otro gobernante lo conoce, sabemos que la sociedad consumista norteamericana, para los anglosajones y afros fifís, la vida es trabajo, alcohol, droga y sexo, o al revés, para tener lo último trabajas legal o ilegalmente. Generalmente no trabajan horas extras ni dobles jornadas, porque cuando salen del empleo van a las cantinas y antros en busca de alcohol, droga y sexo.

Los blancos conservadores y supremacistas seguidores de Trump, tienen muchos de ellos este patrón de vida. Son el principal mercado de drogas del mundo y con ello generan la violencia en países productores y exportadores de esta hacia Estados Unidos donde los consumidores se pelean por los enervantes y como promotores de la guerra, los que producen las armas para ejércitos legales o ilegales de delincuentes en el planeta.

Ya desde las primeras transformaciones vividas en el país, hay testimonios de búsqueda de armamento en Estados Unidos para las milicias revolucionarias que existieron y hasta Villa invadió un poblado para obtener unas y darles un escarmiento a los gringos.

Ante las ametralladoras Browning M2 del ejército norteamericano con los que la delincuencia artilló camionetas en Culiacán, y que utiliza la OTAN, lo menos que podíamos hacer era mentarle la madre a Trump, comerciante del mal que gobierna Estados Unidos, para que ponga un alto al trasiego de armas hacia México que ellos ven simplemente como ganancias para su industria armamentista sin importar la vida de los demás.

En México hay sectores que llaman a reglamentar el uso de ciertas drogas medicinal y lúdica, que permita quitarles a los carteles su base social y económica, para con ello reducir la violencia en el país y generar incluso, ingresos para la hacienda pública en estos tiempos de austeridad republicana que ya raya en la pobreza franciscana en muchos lugares de la Nación.

Holanda es un ejemplo para los países del mundo donde muchas cosas están prohibidas y que allá están permitidas, no viven situaciones de violencia como las de países como el nuestro, las finanzas públicas son sanas, la vida trascurre con tranquilidad y su economía se detona no solo con su queso y tulipanes.

Si la solución para terminar la violencia son atacar las causas que la originan, hay que legislar para regular las drogas en el país, quitarles poder económico a las organizaciones delincuenciales y aumentar las contribuciones a la hacienda pública con la producción, almacenamiento, distribución y procesamiento de drogas no solo de la Cannabis, para que no haya sicarios en las regiones de México cuidando a capos, sino verdaderos ciudadanos.

Además de la educación, creación de empleos formales en todas las regiones, arraigar a las poblaciones en su lugar de origen, que los migrantes cuenten con oportunidades para sumarse a dichos trabajos y detonar el desarrollo del país más allá de intereses políticos de un color o de otro, donde los jóvenes sean la punta de lanza de la transformación de la que tanto se habla.

CIBERSEGURIDAD

La delincuencia cibernética también es un mal que aqueja a las naciones en el mundo, no solo a México, ante el robo de identidad y el saqueo de cuentas bancarias y otras acciones en detrimento del patrimonio de los usuarios de la red que en nuestro país se han dado con las transferencias electrónicas y de algunos sistemas bancarios que han sido vulnerados.

El diputado mexiquense Javier Salinas Narváez cuenta ya con una iniciativa de Ley de Seguridad Nacional Cibernética que evite este tipo de cosas y sobre todo que blinde la seguridad nacional ante la delincuencia que ataca por las redes, de manera que se garantice el patrimonio y la identidad de usuarios de Internet.

Aunque para ellos se necesita una reforma constitucional que faculte al Congreso de la Unión para legislar en la materia y dar los pasos necesarios en la protección de las redes y sus usuarios.

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