Lo menos que las mujeres de México gritaron al presidente Obrador en
la marcha de ayer domingo es que su gobierno es sordo y ciego, pero
siendo como es, diríamos que ni las ve, ni las oye.
«¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más!».
Del monumento a la Revolución a la plancha del zócalo, las extremistas
hicieron pintas y causaron destrozos en edificios públicos y comercios
a pesar de la protección por mallas metálicas.
“Estado asesino”, “México feminicida”, se leía.
A una sola voz el grito de batalla en un centenar de ciudades de casi
todo el país: «¡Porque vivas, vivas estamos, vivas nos queremos!».
La marcha del domingo fue para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.
El paro nacional es en protesta por la inseguridad, la violencia
creciente y los feminicidios, que parecen no tener fin.
No quiero imaginar lo que reprocharán hoy lunes al presidente de
México las mujeres que, conforme a su ideario, no saldrán a las
calles: “ni una mujer en los trabajos, ni una niña en las escuelas, ni
una joven en las universidades, ni una mujer comprando»
El colectivo impulsor del paro, denominado Brujas del Mar, está a
favor del aborto “seguro y gratuito en todo el país”, el matrimonio
igualitario y que las mujeres puedan adoptar.
La iglesia católica condenó esa tesis y se pronunció en contra de la
violencia y el hostigamiento hacia las mujeres.
Desde nuestro punto de vista, la fuerza laboral femenina es
fundamental para el crecimiento de la economía.
Tal vez Andrés Manuel López Obrador no lo sepa, pero 4 de cada 10
mujeres son parte del sector productivo.
Un estudio de la Universidad de Guadalajara revela que “tener un
trabajo, educación y valerse por sí misma son factores que a la mujer
le ayudan a salir de los ciclos de violencia en los que pudiera caer”.
Nunca el grito de una mujer de barrio se volvió tan actual.
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