Lo que se había convocado como una marcha pacífica para exigir la violencia hacia las mujeres se convirtió en actos de vandalismo, quema de letreros, vidrios rotos, estación del metro pintarrajeada y agresiones a hombres sin importar que fueran adultos mayores, además de agresiones a reporteros.
Un evento que salió de control con cientos de chicas exigiendo su derecho al aborto y agrediendo a hombres que pasaban cerca de ellas al grito de #yo sí le creo».
Además vandalizaron la estación Insurgentes con pintas e incendiaron anuncios pidiendo alto a la violencia. Jóvenes, la mayoría de entre 20 y 25 años y entre ellas algunas extranjeras arreemtieron contra los representantes de los medios de comunicación que cubrían el evento, especialmente contra aquellos del género masculino.
Un reportero de ADN Noticias fue golpeado y cubierto de varias sustancias por las chicas que piden paz, el símbolo que más usaron es el de los anarquistas y los clásicos pañuelos verdes.