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Congreso Capitalino debe Escuchar a “Trabajadoras Sexuales”

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Ciudad de México.- En el debate para regularizar el “trabajo sexual” en la Ciudad de México se debe escuchar primordialmente a las mujeres que ofertan esta actividad en las calles y en plataformas web, así lo afirmó la secretaria ejecutiva de la “Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe” (RedTraSex), Elena Reynaga.  

Reynaga, quien también es fundadora de la “Asociación Mujeres Meretrices de Argentina”, participó este martes 22 en un diálogo organizado por el Centro de Estudios Legislativos para la Igualdad de Género (CELIG), del Congreso capitalino, donde se analizaron las iniciativas para reconocer esta actividad en una Ley de Trabajo no Asalariado.

En este diálogo, que servirá como insumo para el debate parlamentario, Reynaga expuso que la sociedad tiene fantasías y prejuicios sobre esta actividad, por ejemplo, que todas las mujeres son discriminadas, que ofertan servicios sexuales por necesidad o que cada vez que entran a una habitación son violentadas por los clientes, lo cual, dijo, no es cierto.

Para la autonombrada “trabajadora sexual” este es un trabajo digno, por ello propuso que las mexicanas promuevan la creación de un sindicato independiente de “trabajadoras sexuales”, no permitan que se castigue a los clientes, que en el análisis se involucren las autoridades de salud y de trabajo y que se tomen el tiempo para regular esta actividad.

Elena Reynaga dijo que se deben cambiar las condiciones en las que se realiza este “oficio”, por ello criticó que el principio feminista “mi cuerpo es mío” aplique cuando se defiende el derecho al aborto, pero de forma contradictoria no se mencione cuando se trata del “trabajo sexual”.  

“Hay una voluntad política de querer resolver el problema. Hay buenas intenciones, pero no basta con las buenas intenciones”.

Elena Reynaga

La defensora del “trabajo sexual” dijo que en este tema se debe escuchar a quienes trabajan en las calles, en redes sociales, cabarets y cabinas, mujeres y hombres, porque, afirmó que cada una vive condiciones diferentes y tiene “proxenetas distintos”. También señaló que a este análisis legislativo se debe invitar a las académicas, pero a las progresistas.

A las defensoras de esta actividad les recomendó estar unidas y mantener un discurso único ante tomadores de decisiones, aunque recordó que una ley no es suficiente porque sólo servirá para exigir derechos. Sin embargo, aclaró, el machismo y la cultura violenta de quienes violentan a las mujeres no se cambia con la ley.

“Un movimiento unido puede hacer en este país la revolución. No tienen que dejar que nadie hable en nombre de ustedes. Como verán, no importa si no fuimos a la escuela: Sí sabemos lo que padecemos en la esquina, que los dueños de los lugares le sacan el 50 por ciento (de sus ganancias) a las trabajadoras”.

Elena Reynaga

Por su parte Anahí López Fernández, integrante de la “Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe en México”, señaló que en el Congreso capitalino la única propuesta que ha considerado a las trabajadoras es la que presentó el diputado de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Temístocles Villanueva Ramos.

A su vez la psicóloga feminista y profesora del Centro de Estudios de Género de la Universidad Veracruzana, Luz Jiménez, quien también participó en este diálogo, recalcó que se debe hacer una diferencia entre lo que es el “trabajo sexual” y la trata de personas y dejar de excluir el saber de las “trabajadoras sexuales”.

Para la académica es falso decir que si se erradica el comercio sexual se acaba la trata de personas, una visión que ha hecho que en legislaciones como la Ley General Para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en materia de Trata de Personas no se reconociera que hay mujeres adultas que consienten realizar el “trabajo sexual”.

La académica explico que la confusión discursiva ha generado daños colaterales, por ejemplo, que las medidas de rescate de presuntas víctimas de trata vulneren a las trabajadoras, a quienes se discrimina y acusa de ser tratantes cuando en realidad son mujeres organizadas.

Sin embargo, otras agrupaciones como la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres, que se fundó en 1988, indican que entre 1980 y 1990 algunas sobrevivientes de la “prostitución” comenzaron a hablar y a denunciar los horrores que habían vivido, lo que permitió sacar a la luz los efectos del comercio sexual en mujeres, sus hijas e hijos, su familia y su comunidad, y toda la violencia a la que son sometidas.

La directora del CELIG del Congreso de la Ciudad de México, Martha Juárez Pérez, señaló que el interés de reglamentar el “trabajo sexual” está en medio de un debate feminista donde una postura señala que es una actividad que ve a las mujeres como objeto para el placer de otros; y otra indica que se trata de organización de mujeres que buscan protegerse de la discriminación y exclusión.

Actualmente, en el Congreso capitalino se han presentado seis iniciativas para regular el trabajo no asalariado, de las cuales tres hacen referencia al “trabajo sexual”, las presentadas por los diputados Temístocles Villanueva; Víctor Hugo Lobo Román, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y José Fernando Aboitiz Saro del Partido Encuentro Social (PES).

Martha Juárez explicó que reconociendo el debate reglamentarista y abolicionista en torno al tema, el CELIG convocó a especialistas para conocer y poner a disposición de las y los diputados argumentos e información de primera mano que permita aportar contenidos al debate legislativo. Cabe mencionar que en este encuentro no participaron los diputados.

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