La posibilidad de que Morena haya definido como candidata a la gubernatura del Estado de México a la profesora Delfina Gómez le causó escozor a perredistas y panistas y marcó la agenda política de ambos partidos, no así del Revolucionario Institucional que, fiel a sus estatutos, decidió esperar los tiempos para dar a conocer la convocatoria y posterior nombre de su candidato o candidata.
Esto mantiene en suspenso y alienta las esperanzas de aquellos que desean ser abanderados por el añejo partido para enfrentar al Movimiento de Regeneración Nacional en la madre de las batallas en la historia de la entidad mexiquense.
Se filtró que a principio de esta semana hubo reunión de las dirigencias blanquiazul y amarilla, con sus respectivos proyectos, es decir Enrique Vargas del Villar y Omar Ortega, respectivamente, para realizar acuerdos duales y sin la presencia de algún representante del PRI.
El terror de ambos partidos les está ocasionando adelantar tiempos y denostar o procurar presionar a sus homólogos del tricolor para que decidan ya el ir en alianza, pero la decisión de éste último no depende del líder nacional y quizás tampoco del gobernador Alfredo del Mazo Maza, sino de los intereses políticos y económicos de la vieja guardia, de ex gobernadores y de la crema y nata del fantasmal grupo Atlacomulco.
Por lo pronto, el PRI tiene como principales ofertas a la diputada federal Ana Lilia Herrera Anzaldo, identificada plenamente con Arturo Montiel y a Alejandra del Moral Vela, Izcallense del agrado del titular del ejecutivo estatal y en buenos términos también con la administración anterior.
Si el género es femenino, hay una grande posibilidad que sea la segunda la escogida, pero como dicen que en política no hay nada escrito, los suspiros de algunos varones siguen latentes.
Los posibles acuerdos tomados en lo oscurito por PAN y PRD, afectará en mucho la posible realización de la alianza y más que se han reunido sus dirigencias con las de otros partidos pequeños para negociar posibles alianzas, al margen de lo que se decida en el PRI, pero si algo es seguro es que el partido en el poder se la sabe de todas, todas, y muy difícilmente se dejará sorprender, más bien se ve como una indicación de “arréglense ustedes y al final yo decido”.
El ganar por ganar y “el fin justifica los medios” no es opción para un desnutrido priismo, una militancia cansada de ser siempre utilizada y muchos intereses económicos forjados en casi un siglo de ser gobierno.
Por otra parte, el PRD con un Omar Ortega que no fue capaz de realizar un buen papel en Coacalco, aunque fue jefe de tianguis en Neza y ha ocupado cargos menores en algunas dependencias municipales, por lo que su nombramiento como precandidato del PRD a la gubernatura es solo porque necesitaban un nombre para presionar al gobernador, mientras que Enrique del Villar ha sido lo suficientemente inteligente para “vender sueños” a panistas y priistas y el equipo de Eruviel Ávila es uno de sus principales promotores en varios municipios, mientras que otros priistas como Eduardo Bernal de Tecámac y el ex perredista Alejandro Gamiño se han sumado a su equipo. Y YA.