Ayer domingo en el tan sonado “Congreso”, solo se tuvo la participación de un 33 por ciento de quienes debían estar y la ausencia más notoria y preocupante para los morenos fue la ausencia del presidente de la república, en su calidad de ciudadano o militante de este movimiento.
Coincidentemente los asistentes fueron en una gran mayoría seguidores de Ana Bertha Luján y se exigió y logró que el congreso en pleno (mil 300 consejeros) decidieran separar de la dirigencia nacional a la controvertida Yeidckol Polevnsky y en su lugar fue nombrado provisionalmente Alfonso Ramírez Cuellar, con el encargo prioritario de llamar a elecciones en un plazo de cuatro meses.
Este movimiento no abre expectativas para nadie, es más, enrarece aún más el frágil estado organizacional y de concordia al interior de Morena. Retomando la frase del connotado político mexiquense José Luis Gutiérrez Cureño, coincido en que “La asunción del AMLO al poder dejó en la orfandad a los dirigentes de Morena y es un problema no superado”, es una situación real que se debe analizar con lupa y más después de que es muy evidente el desaliento y molestia de Andrés Manuel por el manejo nada pulcro del movimiento que fundó, donde las corruptelas y vicios que siempre criticó han hecho presa del que podría ser el Partido Político de la década.
El movimiento realizado ayer podría propiciar una andanada de acciones de impugnaciones por parte de los seguidores de Yeidkol que podría terminar en el Tribunal Electoral y eso a nadie conviene, no pueden mil 300 consejeros decidir por los 3 mil registrados pues ni siquiera se acercan al 50 por ciento más uno, pero lo realmente interesante es que el poderoso grupo del Estado de México, llámese GAP sería el menos beneficiado de que los Lujanistas tomasen el control del Partido.
La disputa es por el reparto del pastel en las próximas elecciones intermedias y las posteriores para elegir al candidato estatal, no es por servir a México o a sus militantes, sino por lo que sigue, eso es lo real y con los candados que se autoimpusieron no cualquier ciudadano convencido hacia esa ideología que ni es de izquierda, ni de derecha, sino todo lo contrario, pueda hacer valer sus derechos partidistas a pesar de haber votado y de ser, en muchos casos líderes seguidores de AMLO.
En el Estado de México ya se demostró que el GAP-Higinio no tienen el control absoluto como pretenden hacer creer, en la consulta para el aeropuerto de nada sirvió que los alcaldes afines a Martínez Miranda hayan movido sus esquemas organizacionales para impulsar a favor e Texcoco esa encuesta, tampoco ha logrado poner orden entre sus diputados. Los puros siguen con su luchita pero infructuosa y los seguidores de Luján siguen creciendo, pero para Morena el mayor error fue el perredizarse y permitir que las tribus se adueñaran del Partido que ya está muy partido.
La falta de oficio político le ha impedido resolver sus asuntos internos de manera democrática, pues no hay diálogo y si Morena no se refunda, se desfunda y eso nadie lo para.
Quizás la única solución será tratar de dejar a un lado los intereses mezquinos grupales y trabajar en todos y cada uno de los municipios, 125 del Estado de México en verdaderas asambleas extra grupales con el único objetivo de trabajar por el bien de su partido y de México, pero es algo que suena un tanto imposible a menos, subrayo, a menos que AMLO ponga orden en los Estados más contradictorios como el nuestro, quiete el supuesto control a esos grupos de experredistas avenidos y organice lo que han desorganizado en cada sitio, eso sería difícil para el presidente de México, pero alguien lo tiene que hacer porque de lo contrario será debut y despedida.